domingo, 2 de agosto de 2009

Construcción de una ciudad.


(Cordón)

Habíamos sido felices en Bs. As. sinceramente felices, en la ciudad (¿qué calles de mi recuerdo podré transgredir?) vivimos las épocas de oro, (todas juntas, todas asquerosamente juntas) fuimos Bs. As. en los barrios ricos, no fuimos en los pobres, y (como no hay nexos en la memoria) saltamos hacia los relatos que nos correspondían (sin los conceptos que nos definían) siendo espectadores de un Discepolismo trágico (el cual yo promulgué) y descartando a Manzi, rompimos las veredas.

¿Qué ves en mí? si yo no le correspondo a tus misceláneos brazos ¿Qué rescatas de mí convicción de vacuo amor? si yo te veo tan sola y tan de todos, si yo te imagino abstracta, tan fuera de este despertar diario (este mundo irreal) ¿Mas no seré yo el solitario y demente que te camina fuera de sí mismo? ¿No seré yo el que te parcializa y te canta una canción pobre? el que te lastima de vez en cuando. Trato de pensar que el perjuicio es propio, mío, pero por más que intente creerlo vos no sos igual a mí, yo no soy tan hipócrita, yo no seré jamás un recuerdo viviente, un viejo maltrecho promiscuo e infértil que se la da de moderno. Eres sólo mi sombra, esa parte de mí que comprendo tan bien, pero que han de ocultar mis semejantes. Cómo decir exactamente si tus segmentos de penumbras y violencia, esos lugares que rechazo constantemente, no son más que mis propios miedos, el convertirme en la mediocridad pura, el caer en el convencional, la media de esta muchedumbre (pero no es eso ya una actitud mediocre, no es un convencionalismo el negarte, no serán una parte irrevocable de mí esas calles oscuras, llenas de grises corroídos). No puedo concebir en palabras la ambigüedad de tu historia, ni puedo convencerme de cuál es tu forma definitiva, por lo menos en mi mente; nada sería más satisfactorio en este momento que dejar de idealizarte.


Y estas líneas serán cuestionables, ciertamente cada palabra será refutable, pero sin negar su carácter de vacías, me han ayudado a confeccionar esta gran algarabía, que desde luego para mí es innegablemente productiva, a propósito de la realización de esta inmensa transformación que intento perpetrar en tus seres -que se pierden en tu yo menos profundo- y que vagan.