jueves, 26 de agosto de 2010

Halcones de la noche


Edward Hopper - Nighthawks , 1942



¡París cambia! ¡pero, nada en mi melancolía
se ha movido! palacios nuevos, andamiajes, bloques,
viejos arrabales, todo para mí vuélvese alegoría,
y mis caros recuerdos son más pesados que rocas.
Charles Baudelaire

Había una diferencia abismal, yo no la sabía (aunque la sospechaba) y a pesar de la advertencia, seguía inclinándome por la nostalgia. Vacuo impedimento el que me alejaba de la melancolía, porque para mí seguía siendo válida la añoranza y ni la alegoría, ni el emblema, podían apartarme del símbolo de lo que fue bello y placentero (y que por sobre todas las cosas debía ser eterno). Los 15 minutos de Bukowski siempre me supieron a poco, el festejo de Baudelaire, el descubrimiento de Benjamin, no eran lo suficientemente trágicos como para revivirlos. Cuando yo te encontré no pude sino reírme porque sabía que las ruinas que íbamos a construir nunca más serían terreno fértil. El habrá sido que llena el presente, ese devenir renovable, tiene que quedar en el pasado, porque es único, y lo único sólo puede estar cargado de intenciones en el recuerdo.