domingo, 13 de febrero de 2011

Gorgeous IV




Corazón...
En aquella noche larga
maduró la fruta amarga
de esta enorme soledad.
Corazón...
¿En las nubes de qué cielo
la tristeza de tu vuelo
sin consuelo vagará?

Fruta amarga, Homero Manzi


Era eso lo que quería decir, Woody Allen ya no me resultaba ingenioso, ni siquiera interesante, ya había repasado sus estériles referencias, todo vacio, todo.

Yo estaba por encima.

Pero cómo se lo explico, cómo hacer de cuenta que no está, si lo necesité, y entonces reclamo: ¿en dónde estás satisfacción espontanea, dónde estás irrefrenable voluntad de poder? dónde está esa persona que te quería Woody, que te entendía con toda la honestidad del mundo, con toda, absolutamente toda.

Era tan fácil escaparle a la grandilocuencia.


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