martes, 29 de diciembre de 2009

El mar, con su baba y su epilepsia



Upon a summer wind there's a certain melody, takes me back to the place that I know.

Los secretos del verano. Fuera de esas huellas de arena en nuestra mente, el espacio de lo que alguna vez fue una única sensación, cálida, sobre todo cálida. Perfume de café, las paredes agrietadas, aquel viento dulce del mar; mirando directo al sol (más temprano, más tarde). Y la arena como el tiempo, que luego, siempre luego, termina por hacer querido todo lo que está ausente. La arena ausente en mis sábanas, con la idea del color, ese sublime color del contraste: tierra y mar, sol y cielo; al igual que los cabellos dorados que contrastaron la piel, ese mismo color del que están hechos los sueños. Y ahora que no nadamos cerca de los muelles, yo aún puedo oler los cafés sin siquiera haber regresado a la orilla. Sí, podemos estar en el lugar más perfecto y más mentado, porque lo mejor está en los sentidos que desean, en la imaginación de las sensaciones, de las ideas absolutas; donde queremos, donde sabemos. Es la magdalena de Proust, en tu piel, que nos transporta:

1 comentario:

•car- dijo...

aquel viento dulce del mar, trae recuerdos de colores contrastantes.
algunos enrojecen nuestras mejillas
y otros dejan un amargo sabor en las sonrisas que aquel paisaje espumante
podría haber causado en nosotros.

esos lugares perfectamente sabrosos para nuestros sentidos, son los que quedan grabados en la mente, sin mas..para siempre.