lunes, 14 de abril de 2008

Control.


Sobre esas frases tan livianas estoy yo, parado entre lo que ellos creen relevante y el vacío de las palabras actuales.


Empieza, como un impulso asesino, sí, asesino, y no estoy exagerando, ni siendo grandilocuente o pretencioso, no. Deseo, ganas de matar, a quien sea, al que camina al lado tuyo en la oscuridad, al que luego habla, al que se sienta de un lado y no del otro. Furia, rabia, la cabeza arriba, luces indecisas, ni apagadas ni prendidas, una histeria colectiva, ángulos, pelos, putos la mayoría, putos todos. Comienza la mentira, con expectativa, mucha expectativa, en demasía brota de los ojos, de la lengua (siempre solitaria por supuesto) pero desganado en el habla, te inmiscuís en esa viscosidad, asquerosa y molesta, pero no incomoda, placer de maldad, pura y exquisita maldad, te convertís en un nazi, un racista, juzgás sin saber, sin entender nada, pero te encanta, te da placer, casi acabás, un orgasmo egoísta, el más egoísta, ni masturbación, simplemente se hace, no lo haces vos, no lo producís, ni nadie.
Entonces sigue, y tocás los bordes de tu trono, con miedo de abarcar más de lo que da tu reino, y mirás la frontera con asco, a veces con envidia, golpeas, pataleas y sentís ganas de vomitar encima de todo, porque queres sacártelo, no lo aguantas, (además ya no juzgás, que te importa el bien, el mal) pero lo pretendes. Entonces sigue, sigue y se calma, encontras tu cuerpo, ubicas tu mente y utilizas el tacto, esta áspero y eso te atrae; suena una canción, la música del fondo, vos, ladrón, criminal, te la robas y la llevas hacia delante ¡usurpador! Y apretas el puño, sabes que perdiste la oportunidad de ser racional, de jugar al “tipo” de todos los tipos que creen que saben lo que luego van a decir, aunque después utilices tu hipocresía y falsees los conceptos, hagas una cátedra, un discurso teórico de las “poses”. Calma otra vez, la punzante calma, la que te pide sangre, sed de sangre, de eso verdadero. Mirás a una punta y recorres con la vista el largo y doloroso camino que te lleva hacia la otra, y cuando llegas querés comenzar a bajar (te duelen las viseras) lo haces, bajas, aunque no esté permitido, te chupa un huevo, la mitad del otro, seguís, y seguís cometiendo faltas, te olvidas de lo interior ¡asesino! Sabés que no podes, que te van a atrapar, sin embargo una vez que estás abajo transitás hasta el otro extremo, y puede que estés llegando a la claridad, gozas… es un rectángulo. Ya perdido, te fijás en las texturas del mamotreto ese gigante, crees rugoso, luego liso, pero lleno de pozos diseminados sin ningún orden, sin lógica, pero adrede. Extraes caras, las observas, carentes de volumen, de hilo conductor, encontras la narración pura de tu espíritu, sos, por esos dos precisos segundos, un zombie, fuera de todo; lo único verdadero que podrás llegar a ser.

Aunque sea contradictorio el tiempo pasa, y te das cuenta, es triste, tal vez hasta tedioso por definición; ya sedado (que importa, ya mataste) haces una ultima observación, sinuosa y escondida, con destellos de ira, apretás los dientes fuerte muy fuerte, un lado, el otro, las paredes, la podredumbre de la gente, la cosa verde que se ilumina y que mintiendo dice “salida” pero que no lleva más que a Bs. As., no tenés escapatoria, sólo escalones. Final, pensás, tratas de delegar emociones, estás jugado, y lo haces, pero sabes, engaños, nomás; “Love will tear us apart” sacudís la cabeza (despacio) para arriba, para abajo, y como un espasmo movés las piernas. Muchos se van, vos no, no sabes por qué, pero te hipnotizan los nombres y las palabras, la aún persistente oscuridad, que se va y sólo queda en tu mente, las luces se encienden, se apaga el proyector y hasta que tus coterráneos no pisan el suelo, las demagógicas escalinatas, vos no salís. Un minuto más y serias el ser mas coherente y perspicaz, pero gastado te vas y todo vuelve a comenzar, miras los afiches, “próximos estrenos”, próximas mentiras. Construís un poco de retórica, sonreís y cerras las puertas.



No hay comentarios: